Un
hipopótamo cansado de su cautiverio en el zoo decide volver a su África natal.
Consigue salir del parque con la colaboración de algunas personas, pero lo más
sorprendente es que nadie -ni los empleados del zoo, ni los peatones que se
cruzan en su camino, ni los clientes y camareros de una pizzería- se extrañe de
verlo en libertad.
Datos
técnicos
Editorial: Bambú (2011)
Nº
de páginas: 64
Formato: Tapa blanda
ISBN:
Precio: 7,12 €
Impresiones
Son… las cosas que ocurren de vez en cuando —a unos más que a otros—…
Resulta que voy a regalar un libro infantil y antes de
envolverlo, me lo leo. Lo mejor no es el placer de leer por el simple hecho de
realizar un acto intelectual más o menos complejo, sino el disfrutar como creo
que lo hará su destinatario. Siempre me han gustado los hipopótamos y como la
oportunidad pintaba de tal forma…
El Señor H es un hipopótamo bastante peculiar. Vive en
un zoo urbano, pero echa de menos el lugar en el que nació y en el que tan
feliz fue junto a su familia. Además, la dieta no tiene nada que ver. Manzanas
y manzanas no son comparables a la riqueza gastronómica de su África natal. Es
por ello por lo que, sintiéndose aburrido y desmotivado, le pide a Rosana que
le abra la puerta de la jaula en la que se encuentra atrapado para de este modo
poder salir. Sorprendida por el dominio del lenguaje humano por parte del
animal, se entabla un interesante diálogo en el que la chica no concibe a un
animal de tal tamaño fuera de la jaula y su contertulio le explica que no
pasará nada porque nadie se dará cuenta. Se trata, desde luego, de un alegato
al egoísmo y ensimismamiento del ser humano, qué puedo añadir.
Cuando finalmente se abre la puerta, el señor H camina
y visita a sus vecinos, enfrascados en sus rutinarias vidas de enclaustramiento.
Solo le queda abandonar el recinto y nadie parece querer impedir su huida. Es
más, hay quienes se ofrecen a ayudarle. Salir por la puerta no es nada fácil
para tan colosal cuerpo, como tampoco lo es cruzar la calle, encontrar un lugar
en el que refrescarse e incluso un lugar en donde comer. No obstante, el señor
H se empodera y humaniza. No es lo que pretende —él solo quiere llegar a
África—, pero «a falta de pan, buenas son tortas».
Pagar en una pizzería después de tan gran homenaje es
imposible sin no se tiene dinero con el que saldar la cuenta, pero hay otros
modos de ganarse el banquete. El señor H es eficaz en la labor y se encuentra
con el cariño de la camarera, a la que hace un favor “impagable”. Cae la noche
y solo queda, volver a casa… y esa casa, es el zoo.
El texto de Daniel Nesquens encuentra en las divertidas
ilustraciones de Luciano Lozano el complemento idóneo para hacer realidad un
cuento que encierra un mensaje muy bonito y a la vez triste, relacionado con la
privación de libertad de los animales que viven en cautiverio. No se hace
hincapié en el tipo de vida y los peligros a los que se expone el animal en su
ambiente natural. Conoceremos al señor H, y habremos ganado a un amigo.
Adiós, señor H, adiós, y que le vaya bien…
El Señor H es un título de la editorial bambú. Buen
trabajo a ellos también.
Reseñado por Francisco Javier Torres Gómez
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