Al
compás de la luna encierra varios relatos a la vez que los libera en su
autonomía narrativa, con sus argumentos y sus personajes. El marco que domina
la novela, lejos de ser un mero soporte de los relatos contenidos en él, es el
verdadero eje organizador de la obra en el que se conocen y dialogan unos
personajes que, con su diferencia de edades y funciones, generan un espacio de
comunicación vital e intercambio literario que página a página va ganando la
implicación y el afecto del lector. Microrrelatos y cuentos contribuyen a dar
realidad a unos personajes que van obteniendo un protagonismo compartido en el
que don Félix no podría existir literariamente sin Tomás y tampoco Tomás sin
don Félix. La constante e intensa sinergia de los relatos que hay en la obra
juntamente con el marco narrativo consigue que de la variedad surja la unidad
que hace posible una fácil lectura y un efecto global en el lector. La relación
entre Literatura y Derecho impregna la novela.
Datos
técnicos
Editorial:
Ediciones Azimut (2021)
Nº
de páginas: 228
Formato:
Tapa blanda
ISBN:
978-8412385724
Precio:
16 €
Impresiones
Las narraciones constituyen un orbe imaginario capaz de devolvernos una realidad más sentida y pulcra. Sus símbolos y alegorías representan los puentes para que ello sea posible en la búsqueda anhelada de lo que debe ser. La novela que presento, Al compás de la luna, en esta excelente edición, resulta ejemplar en el sentido apuntado, que es aquel que desde el origen en nuestra cultura dio aura a la creación literaria en la elevación platónica, y en el Uno de Plotino o en su continuidad con San Agustín, que es celebrado en el propio texto. Fundamentada la narración en raíces jurídicas, mediante una estructura que en los títulos de los apartados así quiere metafóricamente manifestarse, la autora, Concepción Martínez-Carrasco Pignatelli, desarrolla una trama cuyos personajes encarnan actores del mundo judicial, un ámbito de cuya estirpe es heredera la propia escritora; perfilándose en ese espacio una novela caracterizada por ser eje vertebral de otro conjunto de relatos y microrrelatos que se dan en paralelo a la acción principal.
Su escritura arranca con presupuestos simbólicos que atañen tanto
al curso de la naturaleza, representada en las distintas caras de la luna, como
a las propiedades áureas de los números y al discurrir de la existencia
teniendo en cuenta esas connotaciones, lo que permite
traducirlas a lo largo de la historia narrada en una forma idónea
acerca de cómo se transmite el conocimiento, siempre acompañado de la ética y
también de la emoción y los sentimientos, y así mismo en las transformaciones
que todo ello supone en quienes participan y reciben ese
legado. Los personajes, saliendo de sí, uniéndose, se regeneran y
alcanzan un plano socrático a través del cual se establece el mayor logro que
se señala en sus vidas. Una narración, pues, apasionante y no solo por el canto
a la empatía hacia el otro sino, especialmente, por los destellos que ahí
se suceden de una humanidad tan envolvente que hechiza por su desprendimiento y
generosidad; y así asistimos a una verdadera identificación que atañe tanto a
quienes leemos la novela, es decir, un modo externo, como igualmente en la
forma interna, que afecta a las relaciones dentro del mismo círculo de los
personajes; figuraciones perfectamente conducidas en la ficción que motivan un
espíritu lleno de esperanza, a la vez a los seres de la ficción novelesca y a
quienes al leerlos sentimos la misma motivación.
La red de narraciones que va incrustándose en la historia
principal actúa al modo de arbotantes que sustentan y explican la trama
originaria, la que va de principio a fin. Son textos ensartados de una enorme
elocuencia al tratar casos que vinculan fórmulas teóricas con asuntos de vida,
desvelando maneras victimarias que enternecen por la verdad que representan,
desajustadas sin embargo a causa de las circunstancias. De esa forma, el movimiento
narrativo que se presenta desde el canon en la historia principal se va
cotejando con los sucesos que se nos enseñan con un efecto tan acusado de
realidad que, de nuevo, surge un modo dialogado en la novela, ahora no entre
personajes sino entre dos planos de lo
relatado que vienen a complementarse en sus diferentes
perspectivas. A ello hay que añadir el velado, pero muy logrado, uso de las
técnicas del suspense y del enigma que, como una pátina de intriga, recorren la
totalidad de las historias, manteniendo la incertidumbre ante lo porvenir
en todos los casos, siendo este un elemento de gran atractivo
literario que imanta intensamente la atención del lector. Y ello, finalmente,
tiene un brillante colofón en la última parte de la novela, donde la
autora consigue con la mayor sensibilidad, estilo y talento creador un final
excepcional que es horizonte de tiempo y vida, de legado, de presente y de
futuro, y de auténtico saber.
Reseñado
por Enrique Baena Peña
Catedrático de Teoría de la Literatura y
Literatura Comparada
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