«Hombres sin mujeres» de Haruki Murakami
En su obra más reciente, Haruki Murakami ofrece a los lectores siete relatos en torno al aislamiento y la soledad que preceden o siguen a la relación amorosa: hombres que han perdido a una mujer, o cuya relación ha estado marcada por el desencuentro, asisten inermes al regreso de los fantasmas del pasado, viven el enamoramiento como una enfermedad letal, son incapaces de establecer una comunicación plena con la pareja, o ven extrañamente interrumpida su historia de amor. Otros experimentan atormentados amores no correspondidos o, incluso, como en el relato protagonizado por una metamorfosis kafkiana, desconocen todavía los mecanismos del afecto y del sexo. Sin embargo, las verdaderas protagonistas de estos relatos —llenos de guiños a los Beatles, el jazz, Kafka, Las mil y una noches o, en el caso del título, Hemingway—, son ellas, las mujeres, que, misteriosas, irrumpen en la vida de los hombres para desaparecer, dejando una huella imborrable en la vida de aquellos que las han amado, o de los que, al menos, intentaron amarlas.
Datos técnicos
Editorial: Tusquets (2016)
Formato: Tapa blanda / Versión Kinde
Nº de páginas: 272
ISBN: 978-8490662670
Precio: 7,55€ / 7,12€
Sobre el autor: Haruki Murakami
Impresiones
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o reseñar un libro de Murakami se antoja difícil y pretencioso.
Siendo conocido no solo por su obra sino por su misma personalidad, que no causa indiferencia, es casi obligatorio declararse defensor o detractor sin que quepa la posibilidad de mantenerse objetivo en un territorio neutral. Haré un intento, espero que no desafortunado, de cubrir este espacio que nadie ha reclamado como suyo.
Las personas a las que les pregunto por este afamado nipón, elegible siempre para ese Premio Nobel de Literatura que se le resiste, no dudan en posicionarse en uno de los extremos citados para terminar diciendo que es un autor “raro” e incluso “complicado”. El reto se hace mayor si cabe cuando uno comienza a adentrarse en su mundo por primera vez. Por fin decidí dar el paso después de múltiples tentativas y, entre toda su producción, elegí el título que más me llamó a la atención.
Hombres sin mujeres me parece una frase perfecta, que hace
de la presentación un enigma en sí mismo obligando a la reflexión; aun antes de
comenzar a leer, hay que imaginarse un mundo en el que los hombres no contaran
con las mujeres, otra especie obligada a coincidir en el tiempo con su género
opuesto según teoría particular y propia. Los hombres que viven sin mujeres son
seres incompletos, que pueden valerse por sí mismos pero que arrastran la
nostalgia del encuentro durante toda la vida. Incluso parece difícil el
concepto incluyendo las nuevas tendencias sexuales que se han puesto de
manifiesto en los últimos tiempos. Las mujeres aportan una sal a la vida que se
hace necesaria incluso cuando la cotidianidad salina termine por causarnos
indigestión. Según Murakami, los hombres sin mujeres son los que las tuvieron y
las perdieron, desencadenando dicha pérdida un sentimiento de desazón que
difícilmente se puede desterrar.
Se
trata de siete relatos en los que el sexo queda como hilo conductor en
situaciones inverosímiles y no reclama protagonismo, pues no lo tiene, y se
conforma con ser uno más de los personajes que colaboran a dar forma a sensaciones
derivadas de encuentros o desencuentros que se separan de la pura realidad por
un fino velo o por una bruma que nunca llega a desaparecer.
La
pérdida, excelsa, parece inevitable incluso cuando la unión, psíquica y carnal,
está viva y presente. La añoranza es imposible de obviar y los escenarios toman
el protagonismo que los humanos parecen no querer o poder asumir.
No
estoy de acuerdo con Rodrigo Fresán (ABC) cuando afirma “Aquí está los más
desgarrador y emotivo jamás escrito por Murakami. Acaso el más intenso de todos
sus libros”, y lo intentaré demostrar en futuras intervenciones. Tan solo creo
que el autor hace un ejercicio literario a modo de experimento que logra el
efecto que desea y es causar interés, e incluso incertidumbre. Y esa es la
mejor de las armas con las que puede atacar un escritor.
Me
ha gustado especialmente la historia que titula Sherezade, acaso la transfiguración japonesa de esa otra reina del
deseo que todos conocemos, pero esta vez la crudeza de su realidad, el uso
pasajero del sexo y su kafkiana comparación con una lamprea consigue que nos
centremos en la historia que narra confesando sus continuos allanamientos de
morada que la hicieron sentirse viva en su juventud. El intercambio que lleva a
cabo en cada profanación es metáfora de que siempre hay un precio que pagar,
aunque este esté implícito en las intenciones. Adelantarse a la ofrenda parece
la solución más justa. Habara será un interlocutor mudo que existe solo para
que la ama de casa pueda contar su historia.
Kino abandona su vida como representante de
una marca deportiva tras una infidelidad con el fin de montar un bar escondido
a la sombra de un roble. Una gata y un hombre misterioso serán sus principales
clientes. Kamita, el lector solitario, será el contrapunto necesario en una
historia sórdida en la que una mujer practicará sexo solo porque se le apetece
hacerlo en ausencia de su pareja. En este, como en todos los relatos, como en
la vida misma, la mujer decide si cede su cuerpo y utiliza el del hombre a su
antojo en este universo en el que parece no tener cabida la voluntad del varón.
Y
siempre sonará buena música. La principal opción será el jazz y la segunda el
blues. Es recomendable, pues, leer este, como otros tantos libros de escritor
de Kyoto, junto a un reproductor de música que nos permita trasladarnos al
mundo que se ha creado para que abramos sus puertas y penetremos en él.
Pero
aún hay sitio para imaginar una historia extraña en la Praga ocupada por el
ejército nazi en la que la Metamorfosis puede tener lugar y en la que una
sencilla cerradura puede servir de excusa para que una mujer jorobada de
grandes pechos hable del sexo a gatas sin ningún tipo de freno. Su
interlocutor, Samsa, será un observador de extraños atributos que sirven para
dar vida a la mujer con la que interactúa. Delirante historia en la que el
lector duda incluso de que se trate de un ser humano quien a la postre tendrá
descontroladas erecciones pensando en un sexo que no alcanza a comprender.
No
hay duda de que Drive my car, Yesterday y Un órgano independiente no serán menos, y conseguiremos salir
airosos de la lectura de todos los fragmentos que componen un todo con la
sensación de que un mensaje oculto subyace, o una interpretación alternativa a
la que hemos realizado. Será entonces cuando haya que volver a releer el libro
en busca de ese significado que creemos perdido y del que no podemos estar
seguros de encontrar.
Reseñado por Francisco Javier Torres
Gómez
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Es muy interesante este libro, gracias por la reseña.
ResponderEliminarBesos