Una de chocolate con churros con Minerva Piquero
Tal y como les cuento. No se trata de un titular sensacionalista. La hermosa “chica del tiempo” de la que me enamoré en mis años mozos se había transformado en una empresaria de éxito y en escritora. Sin haber seguido su biografía, y tirando de escasos recuerdos alojados en la memoria del tiempo, se me antojaba el arsenal de armas demasiado escueto como para enfrentarme a la lectura de su libro Nacida Libre (Alfar 2019). A ello había que añadir que, si bien no albergaba prejuicios, sí que sentía gran interés y simpatía por el resultado gráfico de los desvelos de esta mujer que encandila con la sonrisa y que se gana a su gente con gestos como el que tuvo en la presentación de su primera novela en Sevilla, acto en el que compareció junto a un Juan y Medio, muy acertado y cariñoso como maestro de ceremonias, y en el que hizo realidad su promesa de invitar a “calentitos”, que no porras, con chocolate a la concurrencia. ¿Se puede pedir más? Permítanme adelantarme a sus respuestas y afirmar categóricamente: Sí. Claro está, después de haber leído esta sorprendente “opera prima”, es obvio que no podía pasar la oportunidad de concretar una entrevista pero, créanme, no se planteaba esta empresa fácil, pues a pesar de haber recorrido con gran atención cada una de las páginas de su libro, mi ánimo se vino abajo al descubrir que había concedido dieciocho entrevistas en dos días de gira por Andalucía. ¿Cómo encadenar cuestiones nuevas en estas circunstancias? Cara a cara, decidí acercarme y presentarme como un lector que había reseñado su libro y… Lo primero que hizo es conquistarme con esa sonrisa que puede con las resistencias de sus oponentes y preguntarme si había tenido prejuicios a la hora de afrontar la lectura. K.O. técnico en cualquier circunstancia, pero he de reconocer que soy un rival difícil de batir. Le respondí negativamente para a continuación confesarle que cambiaba sus prejuicios insinuados por la curiosidad que siempre me causa leer un escrito de un personaje público ya que bagaje poseo a estas alturas para poder plantear el reto. Mientras tanto, no podía apartar los ojos de ella y por ello me encontraba en desventaja.
Repuesto de la primera impresión, y volcado en cuestiones puramente literarias, saludo de nuevo a Minerva, esta vez en el diván de su agrado y le agradezco la gentileza que tiene de concederme esta entrevista. Prefiero prescindir de preguntas que intuyo que ya le han hecho aunque no estoy seguro de acertar con mi intuición. Lo fácil sería comenzar preguntando si su novela es erótica, y lo evito pues confiesa que esa es justamente la primera pregunta que, confiesa, con la que han comenzado muchas de las entrevistas. Primer problema. ¿Cómo empezar? Bien, recurro a otro tópico, pero que puede resultar interesante y me remonto a su infancia en Méjico, dato biográfico que me sorprendió a la hora de estudiar al personaje, pero prefiero que Minerva me cuente cuándo comenzó a escribir, si lo hizo en aquel país al otro lado del mar, y si puede regalarnos algún fragmento de aquella época. Minerva, esa es el primer reto.
¿Cuál ha sido el camino que ha terminado con Nacida Libre?
Ninguno. Nacida Libre supone la confirmación de un camino personal que inicié hace años, pero que hasta ahora no se había materializado. Nació de la rebeldía, y más tarde de la imperiosa necesidad de ser honesta conmigo misma. Ahora ya no hay retorno.
Sabemos que no es una novela feminista a pesar de que las principales protagonistas son mujeres. Una de ellas descubre un nuevo mundo sexual y otra las vejaciones que la condición de transgénero ha llevado y lleva aparejadas hasta el día de hoy. ¿Cómo surge la idea de abordar estos dos temas tan actuales y a la vez tan poco conocidos o tratados?
La historia de Cora ha nacido para ayudarme a proyectar reflexiones personales sobre el mundo femenino y la necesidad de dar voz a una realidad que, por convencionalismos rancios, prejuicios y machismo, se ignora. Pero está ahí. Cora es una mujer como hay miles y su historia me ha servido para reivindicar, no solo el derecho a disfrutar y proclamar nuestra sexualidad, pero también a expresarlo libremente. Y Valentina llegó después. Son como princesas rotas. Las mujeres (y hombres) transgénero son unos grandes desconocidos: marginados, maltratados, abusados y las mayores víctimas de la homofobia. La transexualidad no tiene que ver con el sexo, si no con la identidad. Necesité contar su historia.
Porque, ¿no es una novela reivindicativa?
Sí, es una novela reivindicativa. Reivindica la libertad para poder ser uno mismo desde su verdad, sin ser juzgado; y mi propia libertad, como mujer, para expresar el goce de la sexualidad femenina desde la honestidad, sin tapujos, con naturalidad. Reivindica la sororidad y el poder de la voluntad femenina.
Me dice un amigo que te pregunte si hay un Óscar en tu vida…
Tengo lectoras (y amigas) que me piden su teléfono.
Ojalá todas tuviéramos alguna vez un Oscar en nuestra vida.
Si te he de ser sincero, lo que más me ha gustado es la corrección con la que está escrito el libro. Confía en mí si te digo que no es algo tan habitual como cabría esperarse a estas alturas de la película. Nace esa perfección de Minerva Piquero o ha tenido alguna ayudilla por parte de…
¡Gracias! Con corrección, ¿te refieres a la habilidad para contar escenas muy íntimas o escabrosas sin resultar soez o prosaica? Me halagas. Pero sé que tengo mucho que aprender. Una vez leí que “no siempre se pueden decir cosas agradables, pero siempre se pueden decir agradablemente” ¿Qué te parece?
Minerva Piquero es Cora, es Valentina, es Susana, es Rita, es…
¡Soy todas! Lo confieso, me desnudé. Ese es el privilegio del escritor. Desdoblarte para proyectarte a través de otros personajes y recrear escenas y situaciones que quizá jamás podrías experimentar en la realidad, pero que aquí recobran vida. Mis personajes heredaron mis dudas, mis reflexiones más íntimas, mis prejuicios, mis anhelos y, sobre todo, mi amor. Hay mucho amor en esas mujeres.
¿Comenzaste a escribir sabiendo el final o te dejaste ir hasta alcanzarlo?
Créeme si te digo que tan solo el personaje de Cora tenía un camino emocional trazado, un conflicto como punto de partida y una meta. Pero todo lo que le va ocurriendo a este personaje, las personas que se cruzan en su vida, los amantes, las amigas, han ido llegando solos. Llegué a estar como “secuestrada” por mis personajes durante un tiempo. Iban solos. Me pedían su espacio. Empecé a amarlos dentro de mí y luego ya no fueron míos.
Cuéntanos alguna anécdota de esta aún breve andadura editorial.
Escribir esta historia ha supuesto para mi un viaje precioso e irrepetible, lo que nunca imaginé es que ese viaje no terminaría al escribir la última página. Nacida libre no tiene más pretensión que la de entretener al lector. Pero me he encontrado con una mujer joven que, tras leer la novela se ha tatuado “nacida Libre”, al igual que hiciéramos mi madre y yo, en la nuca. Lo ha adoptado como lema de vida y lo ha querido compartir conmigo. Ha sido emocionante. Otra mujer se me acercó hace pocos días para darme las gracias porque tenia un hijo de 8 años que, según me explicó: “no sabía lo que era” y se sentía muy perdido. Esperaba encontrar inspiración y esperanza en el personaje transgénero de Valentina. ¿No es asombroso? Es el mejor regalo de la vida. Escribes una historia como excusa para vomitarte el corazón y desnudarte el alma, y luego resulta que todas esas emociones ya habitan libremente en otros corazones.
¿Se trata de un libro para adultos?
Sí, es un libro para adultos. Pero no por las escenas eróticas, que son convencionales (hay mucho más sexo en cualquier serie de televisión de tarde). Es para adultos porque muestra con crudeza y sin veladuras situaciones de abuso y violencia muy reales.
Interpreta la portada como no lo hayas hecho hasta ahora
Así la soñé.
Simple, sencilla, limpia de formas, con un mensaje claro y directo, y un color que transmitiera feminidad; en la contra, emoción e intimidad.
Y como hoy va de confesiones, te diré que…esa soy yo.
Nacida libre sabe mejor con chocolate y churros pero mientras era escrito, la autora bebía…
Muchos litros de té frío con limón, y de vez en cuando un tequila, ya sabes, por empatía con el personaje.
¿Crees que las escenas eróticas que aparecen en cinco de los capítulos pueden marcar un antes y un después en la forma en que sea vista Minerva Piquero por los lectores?
Seguramente. ¡La imaginación es libre! Algunos lectores, incluso lectores amigos míos, me han reconocido que no han sido capaces de abstraerse en la lectura e inevitablemente me veían a mí, o escuchaban mi voz en las reflexiones de sus protagonistas. Han sido muchos años de verme y escucharme en la televisión, y entiendo que esto ocurra. Creo que a mí me pasaría igual. Pero debes saber que igualmente me he encontrado a numerosas mujeres que me han dicho “¡yo también soy Cora!” y me ha encantado.
¿Es el morado el color de Minerva?¿Acaso el rojo? Ambos. Soy todo pasión.
¿Has entrado alguna vez en un sex shop y la has liado parda?
¡Ay, Dios! ¡Sí! ¿por qué me preguntas esto? No la he liado tanto como Cora, pero si he tenido que pedir ayuda para apagar varios dildos que vibraban enloquecidos sobre las estanterías (todos a la vez porque los había querido tocar y probar todos), y yo no era capaz. Lo hice con un hilo de voz y una sonrisa estúpida, queriendo desaparecer de vergüenza, pidiendo disculpas e intentando que otros clientes no se dieran cuenta. Yo no tuve a una Rita maravillosa que me devolviera la seguridad restándole importancia a mi torpeza, si no a un malhumorado señor hindú (estaba en Londres) al que no le hizo ninguna gracia. Al final, por quedar bien, le tuve que comprar algunas cosas…
No hay que quedarse con el sexo, aunque se apetece, sino llegar al drama. ¿O quizás haya que pararse a reflexionar sobre ambos temas y seguir disfrutando de una lectura amena que solo remueve conciencias como obligada parada en el camino?
¿Por qué elegir? Me gustaría que esta historia fuera capaz de arrastrar al lector hasta hacerle sentir, casi piel con piel, las escenas de sexo, el drama, la violencia, la pérdida o el amor. No concibo la vida de otra manera. Excitarse, llorar, odiar, temer, soñar y amar, son emociones que nacen del mismo sitio.
Sin ánimos de hacer una disección exhaustiva de la novela, función que le corresponde al lector, a quien se le anima desde este medio a hacerse con un ejemplar y dejarse impresionar, queremos darte las gracias, Minerva, por el rato tan agradable que nos has hecho pasar. Eres una mujer divertida, o al menos disimulas muy bien. Es un placer poder escucharte y compartir esta pequeña merienda. Nos vemos pronto con tu segunda novela ¿o no?
Eso me haría feliz. ¿y volveríamos a quedar para charlar como hoy? Hecho.
Entrevista de Francisco Javier Torres Gómez