Sinopsis
Rodrigo Montalvo es el colmo de la placidez. Su hijo, su mujer y su gato le quieren con locura. Trabaja, con muchísima moderación, en la empresa de su padre y vive en un gigantesco chalet. Y, además, es un hombre feliz. O al menos, eso ha creído siempre. Hasta que un buen día un psiquiatra, cuñado suyo para más señas, empieza a hacerle dudar. Y el mundo cae sobre su cabeza. Nuestro héroe quiere saber qué le pasa, y visita las consultas de psicólogos, psiquiatras, hipnotizadores y curanderos, que aportan soluciones desternillantes y, por supuesto, no dudan en saquear su cartera.Pero la mayor sorpresa no llegará hasta el final, y vendrá de quien menos lo espera...
Datos Técnicos
Editorial: Alfaguara
Esta es una de las recomendaciones que hemos recibido en los últimos meses, nos la hizo Lidia y desde el primer momento nos llamó la atención ese título que invitaba a sonreírse.
Con un tono muy natural y fresco, nos adentraremos en la vida de Rodrigo, una persona normal y corriente que siente poca simpatía por su cuñado Ernesto, un psiquiatra. A raíz de una pequeña mentirijilla en un cumpleaños, a Rodrigo su cuñado le diagnostica la primera de sus fobias (fobia a los botones) basándose en la parafasia que aparece en ese instante. Es el momento en el que empieza un largo camino visitando todo tipo de psicólogos, psiquiatras, curanderos y homeópatas que le irán añadiendo más enfermedades a sus hombros, hasta llegar un momento en el que uno se plantea como Rodrigo ha podido sobrevivir teniendo tantos miedos, temores y fobias persiguiéndole.
Situada en un barrio bastante conocido de Madrid, es una novela cargada de dosis de buen humor, alcanzando un nivel hilarante en ocasiones. El autor hace una crítica indirecta de psiquiatras y psicólogos sin ánimo de ofender ni de plantear ningún análisis académico, sino con una buena dosis de humor, dejando en el aire la pregunta de hasta que punto uno se puede fiar completamente de los especialistas cuando el tema diagnosticado es la compleja y abstracta mente humana. La novela no es un ataque frontal a estos profesionales, pues es innegable su profesionalidad y su importancia, sino más bien un recordatorio de lo delicada que es su labor, de lo necesaria que es la objetividad y cómo su propio equilibrio personal de cara a trabajar sobre la salud mental de sus pacientes es muy importante.
Los personajes son una especie de caricatura, muy definidos y algo extravagantes: Un psiquiatra con acento argentino, un padre mirón, un exhibicionista…
A lo largo de todo el libro nos encontraremos con situaciones de lo más surrealistas, con diálogos desternillantes, en los que se exagera al máximo los tópicos de la materia.
Una mirada irónica y mordaz sobre lo que cada uno de nosotros somos, mandándonos el mensaje de que lo mejor es creer en uno mismo para así salir adelante, por muy complicados que sean los obstáculos que tengamos que superar. La mejor terapia que aceptarse y ser capaz de reirse un poquito de uno mismo.
Datos Técnicos
Editorial: Alfaguara
Número de páginas: 216
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788420467399
Año de edición: 2006
Impresiones
Esta es una de las recomendaciones que hemos recibido en los últimos meses, nos la hizo Lidia y desde el primer momento nos llamó la atención ese título que invitaba a sonreírse.
Con un tono muy natural y fresco, nos adentraremos en la vida de Rodrigo, una persona normal y corriente que siente poca simpatía por su cuñado Ernesto, un psiquiatra. A raíz de una pequeña mentirijilla en un cumpleaños, a Rodrigo su cuñado le diagnostica la primera de sus fobias (fobia a los botones) basándose en la parafasia que aparece en ese instante. Es el momento en el que empieza un largo camino visitando todo tipo de psicólogos, psiquiatras, curanderos y homeópatas que le irán añadiendo más enfermedades a sus hombros, hasta llegar un momento en el que uno se plantea como Rodrigo ha podido sobrevivir teniendo tantos miedos, temores y fobias persiguiéndole.
Situada en un barrio bastante conocido de Madrid, es una novela cargada de dosis de buen humor, alcanzando un nivel hilarante en ocasiones. El autor hace una crítica indirecta de psiquiatras y psicólogos sin ánimo de ofender ni de plantear ningún análisis académico, sino con una buena dosis de humor, dejando en el aire la pregunta de hasta que punto uno se puede fiar completamente de los especialistas cuando el tema diagnosticado es la compleja y abstracta mente humana. La novela no es un ataque frontal a estos profesionales, pues es innegable su profesionalidad y su importancia, sino más bien un recordatorio de lo delicada que es su labor, de lo necesaria que es la objetividad y cómo su propio equilibrio personal de cara a trabajar sobre la salud mental de sus pacientes es muy importante.
Los personajes son una especie de caricatura, muy definidos y algo extravagantes: Un psiquiatra con acento argentino, un padre mirón, un exhibicionista…
A lo largo de todo el libro nos encontraremos con situaciones de lo más surrealistas, con diálogos desternillantes, en los que se exagera al máximo los tópicos de la materia.
Una mirada irónica y mordaz sobre lo que cada uno de nosotros somos, mandándonos el mensaje de que lo mejor es creer en uno mismo para así salir adelante, por muy complicados que sean los obstáculos que tengamos que superar. La mejor terapia que aceptarse y ser capaz de reirse un poquito de uno mismo.
20 Comentarios
Este puede estar muy bien, apuntado :)
ResponderEliminarLo primero de todo, gracias por haber recomendado mi libro, la verdad es que me ha hecho mucha ilusión y es que cuando lo leí pasé un rato divertidísimo.
ResponderEliminarUn beso!!!!!
Me gusta! Me lo apunto ^^
ResponderEliminarPues después de esta fantástica reseña, me lo apunto seguro. Firmado: una casi psicóloga (a falta de una asignatura, con mucho sentido del humor)
ResponderEliminarP.D. ¿Qué raro que el psiquiatra sea argentino? je, je.
Tiene buena pinta, tomo nota de la recomendación
ResponderEliminarbesos
Ya desde el título se intuye que la ironía debe de ser una máxima en toda la novela, y me ha gustado la sinopsis. No conocía ni el libro ni el autor, me la apunto, ¡muchas gracias!
ResponderEliminarUn saludito.
El título toca un poquito la fibra sensible, así es que no me queda más remedio que leérmelo y ponerle todo el sentido del humor que corresponda.
ResponderEliminarMe fío de vosotros y de vuestra reseña :)
Un beso.
Me habéis convencido totalmente. De vez en cuando me gusta leer un libro de este tipo así que lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarLo he tenido mil veces en las manos cuando he ido a buscar algún libro nuevo, y nunca me he animado... ¡ya me habéis convencido!
ResponderEliminarHuy, este creo que me podría gustar. Yo que me paso la vida metiéndome con los psicólogos porque siempre digo que me parecen unos cantamañanas, jaja.
ResponderEliminarEste libro lo tengo en mi estanteria desde hace un tiempo y no me decidía a leermelo, pero gracias a la reseña haré un hueco entre examen y examen para leer el libro:) Me habéis convencido!^^
ResponderEliminarUn besito!
Qué buenísima recomendación. Yo también voy a hacerle caso a Lidia y voy a apuntarlo.
ResponderEliminarTiene muy buena pinta y no sé porque me da que me va a sacar alguna sonrisilla. Me lo apunto! Besos!
ResponderEliminaryo me lo leí y la verdad es que me gustó mucho, y me divertí. lo recomiendo!
ResponderEliminarLeí el libro hace unos años porque me lo recomendó mi hermana, que es del gremio. Me encantó, y ahora lo estoy buscando como loca. Me pareció divertidísimo y me lo pasé genial. Tengo que volver a leerlo! Lo recomiendo mucho.
ResponderEliminarLeí el libro hace unos años porque me lo recomendó mi hermana, que es del gremio. Me encantó, y ahora lo estoy buscando como loca. Me pareció divertidísimo y me lo pasé genial. Tengo que volver a leerlo! Lo recomiendo mucho.
ResponderEliminarLo acabo de leer y me he reído, que falta hace en estos tiempos. Yo también lo recomiendo
ResponderEliminarLo acabo de leer y me he reído, que falta hace en estos tiempos. Yo también lo recomiendo
ResponderEliminarYo me lo he leído para una asignatura de Psicopedagogía. Me ha resultado muy interesante y he aprendido que hay valorar más los pequeños momentos y no preocuparse tanto por ellos. Hay cosas que son insignificantes y hay que darles la importancia que se merecen, no más de la que tienen. Disfrutad de la vida porque no la tenemos asegurada.
ResponderEliminarPor cierto, visitad mi blog "Transformar la realidad" http://transformadoresderealidad.blogspot.com.es/
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